El estreñimiento y sus repercusiones
Podríamos considerar el estreñimiento como un retraso en el vaciado intestinal debido a un enlentecimiento del peristaltismo (tránsito intestinal), que daría como consecuencia unas heces escasas y duras, generalmente con esfuerzo en la defecación que puede demorarse hasta los 10 minutos para conseguir evacuar el contenido intestinal, o también una disminución en el ritmo de las deposiciones de hasta varios días.
Es difícil definir esta situación, ya que existe mucha variabilidad individual. De forma que hay personas que realizan tres deposiciones diarias, o las hay que realizan tres deposiciones semanales. Teniendo en cuenta esto, podríamos llegar a una aceptación general en la que el estreñimiento se resumiría en: menos volumen de heces, mayor esfuerzo para evacuarlas, más dureza de las mismas, sensación de evacuación incompleta o ausencia del deseo de defecar.
Existen, principalmente, tres tipos de estreñimiento:
- Agudo: de aparición repentina, ocasionado por algún cambio reciente (un nuevo tratamiento médico, problemas de estrés, embarazo…), y que finaliza al solucionar el agente causal.
- Crónico: origen definido y lejano en el tiempo, con recaídas frecuentes.
- Idiopático: de origen desconocido.
Además, habría que distinguir entre:
- Estreñimiento funcional: que podría corresponder a una alteración del peristaltismo, a una disminución de la ingesta de líquidos, a una situación de sedentarismo, etc.
- Estreñimiento orgánico: como síntoma de alguna enfermedad gastrointestinal como obstrucciones, tumores, hernias, etc.
El estreñimiento puede tener numerosas causas, como:
- Relacionadas con el estilo de vida: estrés, dieta pobre en fibra, líquidos, sedentarismo, etc.
- Presencia de ciertas afecciones intestinales: engrosamiento de la pared intestinal, inflamación, presencia tumoral, síndrome del intestino irritable, etc.
- Enfermedades orgánicas: hipotiroidismo o diabetes.
- Enfermedades neurológicas: demencia, parkinson, esclerosis múltiple o ictus.
- Uso de medicamentos: analgésicos opiáceos, antiácidos, antidepresivos o algunos medicamentos para tratar la hipertensión arterial.
Hemos visto aquellas características que definen el estreñimiento. Sin embargo, hay otro síntoma común en la mayoría de las personas que lo padecen, y es el “dolor”. Y ya no solo hablamos de dolor abdominal, que sería lo más evidente, sino dolor en alguna otra zona con la que el intestino guarda relación. Desde un punto de vista osteopático podemos comprobar el vínculo que existe entre estreñimiento y dolor lumbar, ciáticas, sacroileítis, cervicalgias o incluso migrañas de origen hepato-intestinal.
Por todo esto, es muy importante evaluar si el paciente tiene estreñimiento y ejecutar el plan de tratamiento adecuado para normalizarlo. En la clínica Silvia Molins somos especialistas en el abordaje integral del estreñimiento, como veremos a continuación.
Lo primero que debemos hacer es valorar la postura del paciente y ver si ésta está influyendo en que el intestino esté en una situación de desventaja, como por ejemplo cuando no existe un buen tono de la musculatura abdominal y esto provoque una ptosis o caída del intestino y su consiguiente alteración en la vascularización que hará que no funcione normalmente.
Por otro lado, habrá que revisar si sus niveles de inervación como la charnela toraco-lumbar y vértebras lumbares, o el cráneo y el sacro presentan disfunción, para corregir las alteraciones vegetativas simpáticas y parasimpáticas.
También es indispensable, y muy relacionado con la postura, la revisión del diafragma como ya vimos en otro artículo. Deberemos evaluar los niveles C3-C4-C5 para el nervio frénico y el diafragma en sí para conseguir normalizarlo y, con ello, el buen equilibrio de las vísceras abdominales.
Por último habría que tratar al intestino en sí, con diversas técnicas manuales destinadas a restablecer su movilidad normal y aliviar las zonas de tensión.
Con todo ello conseguiremos un muy buen tratamiento del estreñimiento y mejoraremos sin duda los síntomas del paciente, incluyendo sus dolores musculoesqueléticos.
Sin embargo, existe otro punto de vital importancia en lo que al buen funcionamiento intestinal se refiere, y es el bioquímico. El intestino, además de servir para la digestión y absorción de los nutrientes que necesitamos para la vida, también tiene otras funciones imprescindibles. Por ejemplo, es el lugar de mayor secreción de serotonina del organismo, con lo que su mal funcionamiento está relacionado directamente con la aparición de síntomas provenientes de esta secreción defectuosa, como podrían ser el ánimo depresivo o algunos otros trastornos mentales.
El intestino es también el lugar donde viven en equilibrio millones de bacterias que juegan un papel fundamental en nuestra salud, de hecho hay más bacterias en nuestro intestino que células en todo nuestro cuerpo. Estas bacterias tienen como funciones principales ayudarnos a hacer correctamente la digestión, pero también son secretoras de sustancias que nos interesan como las vitaminas. Esta flora debe permanecer en equilibrio, ya que en caso contrario podrían aparecer síntomas orgánicos relacionados con su mal funcionamiento. Esta flora se divide en fermentativa (colon ascendente y transverso) y putrefactiva (colon descendente, sigmoides y recto) Podría ocurrir, por ejemplo, que hubiese una mayor proliferación de la flora putrefactiva que desplazase a la fermentativa. Esta flora putrefactiva es productora de histamina, y la fermentativa de MAO (mono-amino-oxidasa, que se encarga de neutralizar a la histamina). Cuando hay mayor cantidad de flora putrefactiva hay mayor liberación de histamina que no puede ser neutralizada por las MAOs.
Se conocen cuatro tipos de histamina: h1, h2, h3 y h4, y cuatro tipos de receptores para la histamina: receptor de h1, de h2, de h3 y de h4. La secreción de histamina o la localización que tienen esos receptores en el organismo es algo aleatorio, por lo que si tenemos una mayor secreción de h4 y tenemos más receptores de h4 en el pulmón, desarrollaremos alguna patología pulmonar tipo bronquitis o asma que ha tenido su origen en una mayor liberación de histamina provocada por un mal equilibrio de la flora intestinal, lo que se conoce como “disbiosis intestinal”.
Es por ello de vital importancia evaluar y tratar también la posible alteración de la esfera bioquímica que esté generando este cuadro. En la clínica Silvia Molins disponemos de los conocimientos necesarios para detectarlo y daros los consejos nutricionales pertinentes para restablecer la buena función intestinal.
Si sumamos esto al trabajo previo osteopático, tendremos mucha más probabilidad de éxito en el tratamiento del dolor, y de restablecimiento del equilibrio del organismo en su totalidad.
Por tanto, si tienes estreñimiento o piensas que puedas tenerlo por la presencia de algunos de los síntomas que hemos descrito, acude a consulta para que podamos evaluar tu caso y dar el tratamiento más conveniente y global posible.