Evaluación y tratamiento de la fascia.

La fascia es una membrana fibrosa de tejido conectivo, continua e ininterrumpida que envuelve los músculos, forma las cápsulas articulares, los tendones y los ligamentos, y conecta entre sí todas las estructuras del organismo. Es como una segunda piel, todo el cuerpo está envuelto por tejido fascial.

Está formada por colágeno, el cual la protege de estiramientos excesivos y elastina, que le proporciona la elasticidad necesaria. También polisacáridos en forma de gel que  rellena los espacios entre las fibras.

Este sistema de fascias tiene una extraordinaria capacidad de deslizamiento y desplazamiento, de esta manera se posibilitan todos los movimientos, incluso los más pequeños como el del ritmo craneosacro. También permite el latido del corazón, la expansión de los pulmones al respirar, etc.

La fascia determina la forma de un órgano o estructura del cuerpo dándole autonomía a cada uno, además organiza, separa, sostiene, asegura, protege, participa en los movimientos corporales y  tiene actividad bioquímica.

Podríamos dividirla en varios tipos:

  • Fascia subcutánea: Conecta piel, tejido celular subcutáneo y músculo. Los vasos sanguíneos, linfáticos y los nervios se ramifican en el espesor de esta fascia.
  • Fascia muscular: La superficial es una membrana conjuntiva que envuelve el músculo separándolo de los músculos vecinos y los separa en grupos funcionales evitando que se rocen y favoreciendo su movilidad. La profunda envuelve a la vez todos los músculos de los distintos grupos musculares de segmentos constituyendo los diferentes compartimentos de una extremidad.
  • Fascia visceral: Envuelve las vísceras y las conecta entre sí.
  • Fascia vascular: Envuelve los vasos sanguíneos.

Como hemos visto, las funciones fasciales son variadas, de entre ellas podríamos destacar las siguientes:

  • Actúa como barrera protectora.
  • Forma compartimentos corporales.
  • Reviste cada órgano.
  • Determina la forma de los músculos.
  • Absorbe impactos y amortigua presiones.
  • Mantiene el bombeo circulatorio de la sangre y la linfa.
  • Participa y facilita los procesos bioquímicos del cuerpo por medio del líquido intersticial.
  • Ayuda a mantener la temperatura corporal.
  • Promueve la curación de heridas por la producción de colágeno.
  • Participa en la nutrición de los tejidos.

Su ubicación revistiendo todas las estructuras del cuerpo permite que constituya un importante sistema de soporte y de equilibrio postural. De hecho, se considera que el desequilibrio del sistema fascial influye considerablemente en la formación de compensaciones posturales a través de cadenas lesionales que, con el tiempo, crean hábitos inadecuados llevando a diferentes patologías como contracturas, etc.

Cuando existe una cadena lesional, se debe indagar su origen (traumatismos, cicatrices, etc). Cualquiera de estos factores puede ocasionar un punto de disfunción  fascial, que si no se elimina puede generar una modificación de la calidad de tejido, y con el tiempo se prolongará a lo largo de una cadena fascial para crear una disfunción incluso a una gran distancia del origen. Es decir, una cadena lesional puede comenzar en cualquier lugar de la cadena fascial, por ejemplo, el pie, y puede finalizar en el cráneo. En otras palabras, cada cadena lesional puede seguir un trayecto ascendente o descendente en función del origen lesional.

  • Cadena lesional ascendente:Son las más frecuentes, se desarrollan en un trayecto largo, por ejemplo, tras un esguince de tobillo, la tracción de la fascia sobre la cabeza del peroné o parte externa de la rodilla, crea un dolor en dicho nivel. Pero si sigue ascendiendo, dará a lugar a una alteración a nivel de la cadera y articulación sacroiliaca. Por medio de la fascia toracolumbar, esta disfunción puede llegar hasta el hombro y posteriormente a la columna cervical o al cráneo.
  • Cadena lesional descendente: En este caso, una cadena lesional puede iniciarse en la fascia cervical que puede desencadenar una disfunción en los escalenos e incluso seguir su camino hasta el tórax, psoas y abdomen. La prolongación de estos eventos pueden conllevar a la propagación de la cadena lesional hasta incluso el tobillo.

El tiempo de instalación de los síntomas de una cadena lesional puede aparecer al instante o tardar meses, incluso años. Esto depende de diversos factores como: intensidad de la fuerza aplicada, edad de la persona y el grado de adaptación o compensación de cada persona.

El tejido conectivo del sistema fascial es capaz de transmitir impulsos nerviosos y mecánicos, y comunicar a todo el cuerpo los cambios internos del organismo relacionados con una zona concreta en estado de enfermedad y salud.

Se puede concluir que un funcionamiento correcto del sistema fascial, significa una garantía del buen estado funcional del cuerpo y, por tanto, de una buena salud.

Como podemos ver, el sistema fascial es complejo y polivalente, de ahí que sea necesaria su revisión y tratamiento en el caso de disfunción, para devolver el equilibrio al organismo.

La evaluación de lesiones fasciales se hace manualmente. La fascia tiene memoria y deja huellas de todos los traumatismos que se han generado en ella, por lo tanto, debemos hallarlas, detectarlas y posteriormente eliminarlas, o al menos atenuarlas. En  clínica Silvia Molins somos especialistas en el diagnóstico de las disfunciones fasciales, así como en el conjunto de disfunciones consecuentes que puedan generar en el organismo.

Para hallar esas disfunciones se pueden usar técnicas de escucha y de movilidad, las cuales nos darán información sobre las características y movimiento del tejido que evalúan, así como de tensiones con otras estructuras. De esta manera se puede ir trazando el mapa de recorrido lesional para poder proceder al tratamiento.

El tratamiento que empleamos frecuentemente es el de la inducción y/o relajación miofascial, el cual permite trabajar el tejido blando a nivel profundo logrando recuperar la movilidad natural de la fascia gracias a los cambios que en ella ocurren, como el efecto piezoeléctrico, la tensegridad, tixotropía, etc.

Gracias a las movilizaciones, masajes o liberación miofascial  se pueden eliminar las restricciones o adherencias que, como terapeutas holísticos, debemos enfocar de manera global y no local, ya que esto solo aliviaría los síntomas pero no solucionaría el problema como hemos visto en la formación de las cadenas lesionales.

Este tratamiento de la fascia incluye diversas técnicas:

  • Técnicas superficiales: para eliminar la restricción de los componentes superficiales y/o restricciones locales:
    • Deslizamiento en forma de J.
    • Deslizamiento transverso.
    • Deslizamiento longitudinal.
  • Técnicas profundas: para la liberación de los componentes colagenosos:
    • Manos cruzadas.
    • Planos transversos.
    • Técnicas telescópicas.
    • Balanceo de la duramadre.

Como hemos podido comprobar, el sistema fascial es un punto de gran importancia en la evaluación y tratamiento de una lesión. Es posible que esa lesión se haya cronificado en el tiempo, y que su origen no esté en el punto de dolor sino que provenga de otra región. Es por esto, que si sufres de alguna disfunción que no acaba de solucionarse o se reactiva con facilidad, esto esté provocado por una disfunción fascial. Acude a la clínica Silvia Molins y evaluaremos de manera minuciosa el origen de tu dolencia, para poder aplicar el mejor tratamiento posible.