Intestino pinchado y alteraciones del sistema inmune.

Podríamos definir al sistema inmunológico como la defensa natural del cuerpo contra las infecciones. Por medio de una serie de pasos, el cuerpo combate y destruye organismos infecciosos invasores antes de que causen daño. Recordemos que nos rodean millones de microorganismos, e incluso los hay dentro de nosotros, esperando la oportunidad para invadir nuestro cuerpo causando una infección. Para ello debe saber diferenciar los tejidos propios del cuerpo de todo aquello que sea ajeno.

Se podría decir que el sistema inmune está formado por dos partes: la inmunidad innata y la adquirida.

  • La inmunidad innata es la que tenemos siempre, desde el nacimiento hasta la muerte y viene determinada por nuestra genética. Es potente, se activa con rapidez y nos sirve contra muchos tipos de amenazas, pero tiene la contraprestación de que es inespecífica.
  • En cambio, la inmunidad adquirida es específica, más eficaz contra peligros concretos. Cuesta ponerla en marcha y hay que generarla cada vez que nos enfrentamos a una nueva amenaza desconocida. Lo bueno es que tiene memoria, así que se acuerda de los patógenos a los que ya nos hemos enfrentado, y los aniquila sin contemplaciones si nos los volvemos a encontrar.

Los dos tipos de inmunidad se complementan a la perfección: al principio de una infección se activa rápidamente la inmunidad innata. Si esto no basta para eliminar al agente causante, habremos ganado tiempo para que se active la respuesta adaptativa. Gracias a este sistema, algunas enfermedades (como la varicela, por ejemplo) sólo las sufrimos una vez. Las siguientes veces que nos encontramos con el microorganismo causante, nuestra inmunidad adquirida lo reconoce y es capaz de eliminarlo antes de que nos provoque ninguna infección.

Los trastornos en el sistema inmunitario pueden ocasionar muchas enfermedades.

  • La inmunodeficiencia ocurre cuando el sistema inmunitario es menos activo de lo normal, lo que favorece las infecciones recidivantes y con peligro para la vida. La inmunodeficiencia puede ser el resultado de una enfermedad genética o ser producida por fármacos o una infección, como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) que está provocado por el retrovirus VIH. ​
  • En cambio, las enfermedades autoinmunes son consecuencia de un sistema inmunitario hiperactivo que ataca tejidos normales como si fueran organismos extraños. Entre las enfermedades autoinmunes comunes figuran la tiroiditis de Hashimoto, la artritis reumatoide, la diabetes mellitus tipo 1 y el lupus eritematoso.

Por otro lado, cabe destacar la función del intestino como importante barrera de defensa contra la invasión de microorganismos patógenos. La mucosa o capa epitelial interna (enterocitos) cumple esa función de barrera y de filtro selectivo entre el medio interno y el externo de nuestro organismo. De hecho, es la barrera inmunológica más importante.

La mucosa debe ser lo suficientemente selectiva y permeable para garantizar la absorción de agua, nutrientes y electrolitos. Pero por otra parte, debe constituir una barrera sumamente eficaz, ya que la luz intestinal contiene más de 1000 especies diferentes de bacterias con una concentración altísima:

  • Intestino delgado: 103/ml.
  • Intestino grueso: 1012/ml.

 

MECANISMOS DE PROTECCIÓN DE LA MUCOSA:

  • Continuidad del epitelio: es lo que se conoce como SISTEMA MUCOSO COMÚN INMUNE:
    • Ojos, oídos, cavidad bucal, faringe, esófago, epitelio pulmonar, estómago, intestino delgado, colon, uretra y vagina.
  • Secreciones mucosas producidas por el epitelio:
    • Mucinas (glucoproteínas): existen 8 tipos de mucinas atendiendo a la región en la que nos encontremos, generando una barrera muy selectiva. El epitelio intestinal se renueva por completo cada 5 días, arrastrando con él a microorganismos y moléculas no deseables.
  • Péptidos antimicrobianos producidos por los enterocitos:
    • Lactoferritina: tiene capacidad inmuno-moduladora y estimula la actividad antimicrobiana de neutrófilos, macrófagos y activación de las NK (natural killers).
  • IgA secretoria:
    • Las secreciones mucosas poseen gran cantidad de anticuerpos, fundamentalmente IgA secretoria. Las IgA neutralizan las toxinas microbianas y bloquean los receptores expresados en la superficie de las bacterias, evitando la colonización de las mucosas.

Si los agentes patógenos consiguen sobrepasar la barrera mucosa y llegar al epitelio (enterocitos), se desencadena el proceso inflamatorio que a su vez provocará el reclutamiento de células del sistema inmune:

  • Los enterocitos producirán citoquinas. La primera en producirse será la IL-8, la cual producirá una atracción de neutrófilos y macrófagos (segunda línea defensiva).
  • También producirán quimiocinas como la IL-1, IL-6, IL-7, IL-15… La IL-1 y la IL-6 favorecerán la respuesta inflamatoria.

Como vemos, es de suma importancia que se mantenga íntegra la barrera intestinal para luchar contra la invasión de microorganismos y activación del sistema inmune. Sin embargo, existen factores que podrían modificar las características de esa barrera y hacer que no pueda cumplir con su función. Hablaríamos en este caso de INTESTINO PERMEABLE.

Podríamos decir que el intestino permeable ocurre cuando se activan los procesos inflamatorios que hemos comentado, y que provocan que se rompan los enlaces entre las células epiteliales intestinales (tight junctions). Esta situación permite el paso al torrente sanguíneo de toxinas, microbios, etc, de manera que se tiene que producir una hiperactivación del sistema inmune para poder controlarlo.

Los factores que pueden causar esta permeabilidad intestinal son variados, como por ejemplo el estreñimiento, el estrés, la alteración del sueño, etc, sin embargo los principales factores que contribuyen a su aparición son dietéticos:

  • Alimentos ricos en saponinas.
  • Alimentos ricos en lectinas.
  • La gliadina.
  • La capsaicina (guindillas).
  • El alcohol.
  • Los AINEs (ibuprofeno, aspirina, naproxeno…).
  • La píldora anticonceptiva.
  • Los antiácidos que contienen hidróxido de aluminio.
  • Xenobióticos (pesticidas, herbicidas…).
  • Uso de antibióticos.

 

Esta alteración de la barrera intestinal y posterior activación del sistema inmune, tiene como consecuencia la aparición de determinados síntomas que, a priori, podríamos pensar que nada tienen que ver con el intestino, como:

  • Problemas digestivos como gases, hinchazón, diarrea o síndrome del intestino irritable (SII).
  • Alergias o asma estacionales.
  • Desequilibrios hormonales tales como el síndrome premenstrual.
  • El diagnóstico de una enfermedad autoinmune como artritis reumatoide, tiroiditis de Hashimoto, lupus, psoriasis o enfermedad celíaca.
  • El diagnóstico de fatiga crónica o fibromialgia.
  • Problemas psicológicos y del estado de ánimo, como depresión, ansiedad, TDAH, etc.
  • Problemas cutáneos tales como acné, dermatitis, eczema, etc.
  • Crecimiento excesivo de cándida (candidiasis).
  • Alergias o intolerancias alimentarias.

 

De hecho, existen estudios que corroboran esta línea, como por ejemplo: Mu Q, Kirby J, Reilly CM and Luo XM (2017) Leaky Gut As a Danger Signal for Autoimmune Diseases. Front. Immunol. 8:598. doi: 10.3389/fimmu.2017.00598

Además, el hecho de que mantengamos al sistema inmune permanentemente activado y centrado en detener las invasiones que pueden penetrar por el intestino, condiciona que el resto del organismo pueda estar algo “descuidado” y puedan aparecer otras dolencias, como: cansancio, infecciones frecuentes, resfriados, gripes, dolor de garganta, alergias, heridas que tardan en cicatrizar, etc.

Una vez sabemos las consecuencias que tiene sobre el organismo el padecer de intestino permeable, es importante conocer que podemos hacer al respecto, y es aquí donde desde la clínica Silvia Molins os podemos ayudar.

 

El tratamiento de este síndrome consta de varias fases:

  • REMOVER:
    • En esta fase debemos eliminar de la dieta todas aquellas sustancias que aumentan la porosidad intestinal: leche, gliadina, lectinas, saponinas, patógenos…).
  • INOCULAR:
    • Aquí vamos a repoblar la flora intestinal mediante el uso de prebióticos y probióticos:
      • Prebióticos como fuentes de fibra y nutrientes para las bacterias comensales, mediante la ingesta de fructooligosacáridos (FOS) e inulina de entre 6 y 8 g/día. Se estima que el consumo actual en países occidentalizados es de 800mg/día.
      • Probióticos administrados como microorganismos vivos que colonizan la mucosa intestinal y viven en simbiosis con nosotros, aportándonos efectos beneficiosos.
    • REEMPLAZAR:
      • Reemplazaremos y potenciaremos la capacidad enzimática digestiva del paciente, mediante la administración de un complejo enzimático y aumentaremos la acidez gástrica.
    • REPARAR:
      • Grasas Omega 3, Vit. D, Zinc, L-Glutamina, Vit. C., Vit. E, Vit. B12, cúrcuma.

 

LA RESOLUCIÓN DE UNA PERMEABILIDAD INTESTINAL ES UN TRATAMIENTO DE LARGA DURACIÓN (6-12 MESES).

Por tanto, si sufres de alguno de los síntomas que hemos citado anteriormente, es posible que sufras de intestino permeable, y que esto esté afectando a tu organismo inflamándolo y activando tu sistema inmune. Desde la clínica Silvia Molins podemos ayudarte en el proceso de recuperación de esta patología, dándote los consejos nutricionales oportunos, así como complementarlo con nuestro abordaje desde el punto de vista osteopático para que tu intestino esté en las mejores condiciones posibles. Tu salud general te lo agradecerá.