Neuromodulación en fisioterapia
En primer lugar, antes de describir en qué consiste la técnica de neuromodulación, es conveniente hacer un pequeño repaso sobre el sistema nervioso y la neurofisiología del dolor.
Los nervios periféricos se distribuyen a lo largo de todo el organismo para transmitir información. Hay nervios sensitivos, motores o ambos a la vez. Los nervios sensitivos son los que se encargan de transmitir una señal desde la periferia hasta niveles centrales, y los nervios motores al contrario, son los que transmiten una orden concreta a las estructuras.
En concreto nos centraremos en los nervios sensitivos, que son los que nos interesan para explicar el tema que nos ocupa.
Un nervio sensitivo está compuesto por unos receptores (que captan la información), unas vías de transmisión (dendritas y axones) y los propios cuerpos neuronales.
Cuando uno de estos receptores es estimulado por medios mecánicos, térmicos, bioquímicos, etc., transmite la información hacia la médula espinal y allí se conecta con otra neurona (sinapsis). Ascenderá por la médula hasta el cerebro (tálamo) y volverá a conectarse con otra neurona que llegará hasta la corteza cerebral, que es donde nos haremos conscientes del estímulo.
Es importante prestar atención a las zonas de sinapsis, puesto que allí se van a producir una serie de procesos que influirán en que la transmisión de esa señal sea más o menos intensa, y jugarán un papel fundamental en la cronificación del dolor, como luego veremos.
Esto que acabamos de describir es lo que llamamos las “vías ascendentes” en la transmisión del dolor, pero el sistema nervioso posee otras vías similares en sentido contrario llamadas “vías descendentes”, que tienen como misión modular esa sensación producida por el estímulo que hemos sufrido.
Ambas vías deben funcionar de manera correcta para que se produzca una respuesta adecuada al estímulo, sin embargo, el hecho de sufrir un estímulo de manera crónica (por ejemplo dolor), hace que estas vías no funcionen correctamente. Esto puede conllevar que una persona siga notando dolor cuando el estímulo ha desaparecido, y es lo que llamamos “huella del dolor” o más concretamente “sensibilización central”.
Como hemos visto antes, las zonas de sinapsis son muy importantes en este proceso, ya que en ellas se encuentran una serie de receptores que participarán de la transmisión o inhibición de la señal. Estas sinapsis están compuestas por un elemento pre-sináptico (de la neurona precedente), y un elemento post-sináptico (de la neurona siguiente). El espacio que queda entre ambas se denomina hendidura sináptica.
Cuando estamos ante un dolor mantenido, uno de los transmisores más importantes que se segregan desde el elemento pre-sináptico a la hendidura es el glutamato, el cual se une a unos receptores concretos del elemento post-sináptico llamados AMPA. Pues bien, se ha visto que en estos casos hay una sobreexpresión de receptores AMPA y por tanto una excesiva transmisión de la señal.
Esto debería ser compensado por esas vías descendentes inhibidoras que hemos descrito, ya que tienen como función sobreexpresar receptores GABA. Al igual que el transmisor más importante antes era el glutamato, aquí lo es el GABA (ácido gamma-aminobutírico), que es un neurotransmisor inhibidor.
Sin embargo, este equilibrio no se da en casos de sensibilización central teniendo como consecuencia que la persona siga experimentando una sensación del dolor, incluso cuando el estímulo haya desaparecido. Es posible que el tejido que haya desencadenado el proceso ya se encuentre en buen estado, pero se siga notando dañado.
Este equilibrio es el que se pretende restablecer con la neuromodulación, que si bien es utilizado en este caso para procesos crónicos, también es de utilidad en situaciones agudas dependiendo de los parámetros en los que se utilice.
La neuromodulación consistiría en una estimulación eléctrica en uno o varios puntos de trayecto nervioso en disfunción, mediante una corriente tipo TENS preferentemente a través de una aguja insertada en el punto correspondiente. Esta estimulación tiene como objetivo inhibir esas vías de dolor que se encuentran hiperestimuladas, y potenciar la liberación de mecanismos inhibidores de la señal segregando endorfinas endógenas (opiáceos), como la endomorfina, la encefalina y la dinorfina.
Cabe decir también que esos cambios de sensibilización del sistema no ocurren solo en las zonas de sinapsis, sino que también hay cambios en la región de los receptores que contribuyen a este proceso, como por ejemplo la alteración del ph en la zona e hipersecreción de sustancias algógenas. Pues bien, esta estimulación eléctrica también va encaminada a normalizar esta situación a nivel del receptor.
Todo esto se consigue haciendo pasar una onda rectangular bifásica y con una anchura de pulso de entre 50-250 microsegundos. La frecuencia variará dependiendo del tipo de dolor que queramos modular.
Si estamos ante un dolor crónico utilizaremos frecuencias bajas (1-10Hz), intensidades altas y tiempos de tratamiento más elevados (máx. 30 min.). Y si nos encontramos con un dolor agudo utilizaremos frecuencias altas (50-100Hz), intensidades bajas y tiempos de tratamiento más cortos (10 min.).
Se ha visto que la estimulación de baja frecuencia (2Hz) induce la liberación de endomorfina y encefalina, sin embargo la de alta frecuencia (100Hz) induce la liberación de dinorfina. Si usamos una frecuencia intermedia (15Hz), se produce liberación de los 3 opiáceos. Sin embargo, las bajas frecuencias producen efectos más prolongados que las altas frecuencias. Por tanto, los programas que incluyen la combinación de 2, 15 y 100Hz activan a los 3 receptores opiáceos, y también pueden desencadenar efectos analgésicos de mayor intensidad. (Electroacupuntura y neuromodulación en la médula espinal: implicaciones en el dolor neuropático.S Quiroz-González, L Li, AR Xavier, IJ Estrada. Revista Internacional de Acupuntura 11 (3), 85-95.)
La técnica de aplicación consiste en localizar aquellos puntos nerviosos que necesiten ser estimulados e introducir una aguja de acupuntura para, acto seguido conectar el aparato de corrientes y comenzar el procedimiento. Es una técnica mínimamente molesta, sin embargo, al estimular la zona, se desencadenan respuestas de contracción motora involuntaria que pueden resultar más o menos incómodas dependiendo de la sensibilidad del paciente. También es posible realizar una variante de la técnica de manera transcutánea (sin agujas) para aquellos pacientes en las que la opción anterior no pueda realizarse.
En la clínica Silvia Molins somos especialistas en la realización de esta técnica con muy buenos resultados en nuestros pacientes. Si sufres de dolor o alguna otra molestia musculoesquelética, ponte en contacto con nosotros para que podamos evaluar el caso y podamos así ofrecerte el mejor tratamiento personalizado según tu caso.