OSTEOPATIA EN EL SÍNDROME DE LOS DESFILADEROS ESCAPULOTORÁCICOS
El síndrome de los desfiladeros escapulotorácicos, se refiere al conjunto de signos y síntomas que se producen como consecuencia de la compresión del paquete neurovascular formado por el plexo braquial y la arteria y vena subclavias a su paso por el estrecho torácico.
Esta región está formada por:
- Estructuras óseas:
- Primera costilla.
- Clavícula.
- Escápula.
- Estructuras musculares:
- Músculos escalenos.
- Músculo subclavio.
- Músculo pectoral menor.
Por tanto, podríamos decir que los límites anatómicos de este espacio serían: el escaleno anterior en la zona medial y el pectoral menor en la zona lateral.
Esta disposición anatómica crea varios espacios en el trayecto del paquete vasculonervioso por donde es susceptible de ser comprimido:
- Espacio intercostoescalénico: es el triángulo formado por el escaleno medio, el escaleno anterior y la primera costilla.
- Espacio costoclavicular: delimitado anteriormente por la clavícula y el músculo subclavio, y posteriormente por la primera costilla.
- Espacio subpectoral: compuesto por la inserción del pectoral menor sobre la apófisis coracoides de la escápula.
Como vemos, el paquete neurovascular puede encontrarse con diversas estructuras en su recorrido que puedan atraparlo, pero además pueden existir algunas anomalías estructurales en algunas personas que lo faciliten aún más, como por ejemplo:
- Megaapófisis transversa de C7.
- Costilla cervical.
- Consecuencias de fracturas a este nivel: callo excesivo, consolidación en mala posición, pseudoartosis.
- Anomalías del sistema ligamentoso: ligamentos vertebropleurales, costocostales, transversocostales.
También hay ciertos aspectos individuales que pueden influir en la aparición de este síndrome:
- Edad: se presenta más frecuentemente en adultos de entre 30 a 50 años.
- Sexo: más frecuente en mujeres con una proporción de 3:1, probablemente por la mayor predisposición a la laxitud ligamentosa.
- Constitución: más frecuente en sujetos asténicos por tener un índice torácico menor y tendencia al descenso de la clavícula.
- Posturas mantenidas durante largos periodos de tiempo o movimientos repetitivos: elevación del brazo por encima de la cabeza, conductores.
- Transporte de cargas pesadas con los brazos a lo largo del cuerpo.
- Patrón respiratorio costal superior: sobrecarga mucho los escalenos por la disminución del trabajo diafragmático.
- Deportes que conlleven caídas sobre el hombro o que realizan movimientos violentos: judo, rugby, tenis, lanzamiento de peso.
- Y otros gestos rutinarios como: sujetar el teléfono entre el cuello y el hombro mientras hablamos, uso del cinturón de seguridad, llevar mochilas excesivamente cargadas.
Después de ver los factores que predisponen a la aparición de este síndrome, ¿cómo podemos reconocer si lo presentamos o no?. Existen una serie de manifestaciones clínicas características que nos permiten reconocerlo:
- Dolor: es el síntoma dominante, suele ser de tipo calambre, con sensación de incomodidad o pesadez en la mano, antebrazo, hombro y cuello. En muchas ocasiones puede ser provocado por esfuerzos y determinadas posiciones de la cintura escapular.
- Impotencia funcional: se relaciona habitualmente con el dolor y se acompaña además de una disminución en la fuerza. Es lo que, frecuentemente, lleva al paciente a consultar.
- Manifestaciones vasomotoras: generalmente se presentan en los dedos índice y medio. Además existe palidez, frío, adormecimiento, hormigueo. A veces se puede confundir con el síndrome de Raynaud.
- Parestesias: fundamentalmente localizadas en uno o dos dedos. Generalmente son leves y difusas.
- Edema: se presenta como hinchazón intermitente de los dedos y la mano. Habitualmente los pacientes lo refieren como una sensación de pesadez.
- Es posible también el componente psicosomático.
A nivel exploratorio, para poder evidenciar la existencia de un atrapamiento en algún nivel, se utilizan ciertas maniobras que intenten reproducir la sintomatología: test de Adson (desfiladero interescalénico), test de Eden (desfiladero costoclavicular), test de Wright (desfiladero del pectoral menor), pudiéndose complementar además con el test de East (global).
Además de la exploración clínica, se pueden realizar otros procedimientos diagnósticos, como: doppler, eco-doppler, pletismografía, radiografía convencional, arterio/flebografía, electromiograma, potenciales evocados, etc.
Una vez que hemos diagnosticado la presencia de este síndrome, ¿qué podemos hacer para solucionarlo?:
- Corrección de las alteraciones posturales: mediante una buena inspección global del paciente. En la clínica Silvia Molins somos especialistas en la realización de este procedimiento, identificando así aquellos desequilibrios que están incidiendo en la alteración biomecánica de la cintura escapular y cervical.
- Corrección analítica de las disfunciones de la región:
- Manipulación de la primera costilla que estará alta y posterior.
- Manipulación de la región torácica alta.
- Liberación miofascial de las estructuras que hemos visto que pueden estar en conflicto.
- Técnicas neurodinámicas para provocar el deslizamiento del tejido neural.
- Reeducación del patrón respiratorio: para potenciar la respiración diafragmática y no solicitar la sobreactivación de los escalenos.
- Restablecimiento de la dinámica normal escapulohumeral: ejercicios de estabilidad, propiocepción, relajación de fibras contracturadas, etc.
Si nada de esto da resultado, o la gravedad del cuadro lo requiere, es posible utilizar la opción quirúrgica para liberar el trayecto del plexo. Normalmente se optaría por la resección de la primera costilla, o también de alguna otra anomalía si estuviera presente.
Como vemos, el síndrome de los desfiladeros escapulotorácicos es una entidad clínica compleja y variada, con múltiples estructuras implicadas, Por ello, es importante acudir a profesionales cualificados, como es el caso de nuestra clínica Silvia Molins. Contacta con nosotros y valoraremos la situación para darte la mejor solución posible.