El neuroma de Morton (también llamado neuroma interdigital o neuroma plantar) es una degeneración del nervio interdigital que discurre entre los huesos metatarsianos del pie, y que se acompaña también de una fibrosis (engrosamiento) alrededor del éste. Habitualmente se localiza entre el tercer y cuarto metatarsiano (80% de los casos) aunque en ocasiones se puede presentar entre el segundo y tercer metatarsianos. Otras localizaciones son muy infrecuentes.
La aparición de este neuroma es más común en las mujeres que en los hombres y aunque su causa exacta se desconoce, se cree que algunos factores pueden propiciar su aparición, como:
- Uso de un calzado apretado o con la punta estrecha, ya que favorece la compresión de la zona metatarsal.
- El uso de tacones, porque provoca una mayor dorsiflexión de los dedos y desplazamiento del peso hacia anterior aumentando la presión.
- Alteraciones podales como pies planos o cavos, dedos en martillo, hallux valgus, etc., ya que pueden comprimir al nervio contra las estructuras que lo rodean.
- Actividades que involucran la irritación reiterada de la base del pie, como por ejemplo correr o los juegos con salto, así como una lesión y/o traumatismo en la zona.
El origen puede no estar únicamente en el pie. El hecho de tener la musculatura de la parte posterior de la pierna acortada (gemelos, sóleo, etc.) favorece el aumento de carga soportada en la zona metatarsal del pie y por tanto propiciará la aparición del neuroma.
Por este motivo, será muy importante realizar una valoración postural completa, para evidenciar aquellos desequilibrios que puedan influir en un buen posicionamiento y funcionamiento del pie. En la clínica Silvia Molins somos especialistas en la realización de este tipo de exploración, y en el tratamiento necesario para restablecer las zonas en disfunción.
Los síntomas más habituales si se sufre de neuroma de Morton son:
- Hormigueo en el espacio en el que se encuentra el neuroma (3-4 o 2-3).
- Calambres o dolores punzantes en los dedos y región metatarsiana del pie afectado.
- Sensación de frío-calor en la zona metatarsiana y dedos.
- El dolor aumenta al utilizar zapatos cerrados, especialmente de punta estrecha o tacones, tal y como hemos visto con anterioridad.
- La marcha prolongada exacerba los síntomas: pérdida de sensibilidad en los dedos, descargas eléctricas, dolor y sensación de frío o calor en la zona e imposibilidad de la marcha.
Para que podamos realizar un buen diagnóstico de la situación del paciente, disponemos de una serie de pruebas:
- Test de compresión directa. Consiste en realizar una compresión directa del tercer espacio metatarsal, comprimiendo tanto a nivel plantar como dorsal con el dedo pulgar e índice, con el fin de ver si se reproducen los síntomas, dolor y parestesias.
- Test de compresión lateral o signo de Mulder. Se realiza mediante una compresión tanto lateral como medial a través de la primera y quinta cabeza metatarsal del antepié. La maniobra es positiva si se produce un “clic” audible, palpable o doloroso. Al retirar la compresión, el dolor desaparece.
- Test de Sullivan. Indicar al paciente que se ponga “de puntillas”. Será positivo cuando tercera y cuarta cabezas metatarsales se separen debido a la presencia del neuroma.
- Test de compresión lateral y de compresión directa juntas. Consiste en la realización de ambas maniobras de forma simultánea.
- Test de extensión del nervio digital. El paciente ha de colocarse sentado con los pies sobre las rodillas del examinador. Ambos tobillos se encuentran sostenidos en completa dorsiflexión, mientras los dedos menores del lado del espacio donde se sospecha el neuroma son totalmente extendidos de forma pasiva en ambos pies. La prueba es positiva si el paciente se queja de incomodidad en el espacio del pie afectado.
No obstante, pese a la correcta realización de las pruebas clínicas, es posible que el neuroma de Morton se confunda con una metatarsalgia de origen mecánico. En este caso, sería necesario realizar algunas pruebas de imagen para confirmar su existencia, como son la ecografía y la resonancia magnética.
En la clínica Silvia Molins disponemos de plataforma de presiones para poder realizar también un estudio de la pisada, así como del reparto de cargas para ayudar aún más al diagnóstico. También disponemos de ecógrafo para ayudarnos en la visualización de las estructuras, y así poder determinar con mayor exactitud la presencia o no de alteraciones.
El tratamiento inicial de esta disfunción debe estar encaminado a intentar eliminar la sobrecarga mecánica, realizando un cambio de calzado para que el antepié no quede comprimido, pero también existen otras medidas:
- Reposo: de manera relativa para disminuir el dolor y dejar descansar el pie.
- Frío: se puede aplicar hielo local durante 5-10 minutos en la zona de dolor.
- Plantillas de descargas para el antepié: pueden ser de gran ayuda, en el caso de que estén indicadas, ya que se elimina parte de la presión que perpetúa la inflamación.
- Movilización del tarso: movilización pasiva de los metatarsos y las articulaciones con las que se relacionan.
- Estiramiento dorsal de los dedos: para realizar un estiramiento de la musculatura y de la fascia del dorso del pie.
- Masaje: de toda la zona dorsal y plantar del antepié para relajar la musculatura periférica que pueda estar oprimiendo al nervio.
También se pueden utilizar los vendajes neuromusculares, la realización de ejercicios con una pelota bajo la grasa de los metatarsianos, o la aplicación de técnicas afines como la diatermia, para desinflamar la zona y dar mayor flexibilidad al pie.
Como osteópatas revisaremos, además de las influencias a distancia que hemos comentado anteriormente, las demás articulaciones del pie que puedan estar relacionadas con un sufrimiento mecánico de la zona del neuroma, para así liberarlas y restablecer el equilibrio.
También disponemos de una máquina de diatermia, encaminada a aumentar la vascularización y metabolismo celular consiguiendo de esta manera optimizar y mejorar el proceso de tratamiento.
Si tras lo anterior el dolor no desaparece, la siguiente medida consistirá en la realización de un estudio biomecánico de la marcha y la fabricación de unas plantillas que consiga eliminar la sobrecarga mecánica en la zona.
Desde el punto de vista médico, puede ser necesaria la realización de infiltraciones en la fase aguda.
Finalmente se podría optar por el tratamiento quirúrgico, con el que se obtienen buenos resultados, alrededor del 85% de las personas intervenidas quirúrgicamente muestra una recuperación completa sin la aparición de molestias, pero siempre debería de ser una opción a valorar una vez agotadas las vías anteriores.
Esta operación, que no requiere hospitalización, consiste en una pequeña incisión, de unos tres o cuatro centímetros, en la cara dorsal del pie. A continuación se separan los metatarsos y se abre el ligamento intermetatarsiano para poder acceder al neuroma. Una vez localizado, el especialista decidirá si resecar o liberar el neuroma.
Existe otra vía de abordaje, en este caso por la planta del pie en vez de la cara dorsal. Esta opción permite llegar al neuroma sin necesidad de seccionar el ligamento intermetatarsiano, pero por el contrario el paciente deberá usar muletas durante al menos dos o tres semanas para evitar apoyos sobre la zona de cicatrización.
Si presentas alguno de los síntomas que hemos descrito ponte en contacto con la clínica Silvia Molins, estaremos encantados de atenderte y buscar la mejor solución posible a tu problema de salud.