El mareo podríamos definirlo como una sensación inespecífica de alteración de la posición en el espacio, originada por una entrada de información anormal a través de los órganos del equilibrio.
Son frecuentes los síntomas como: sensación de náuseas, vómitos y sudoración fría, palidez, cambios del ritmo cardíaco, alteraciones de la visión, problemas de equilibrio, o pérdida de la coordinación.
El mareo se debe, entre otras causas, a la sobreestimulación de los canales semicirculares, pequeños órganos que se encuentran en el oído interno cuya función consiste en percibir los cambios de posición de la cabeza en los tres ejes del espacio para mantener el sentido del equilibrio.
Entre las demás causas que pueden generar los mareos podríamos destacar: una disminución repentina de la presión arterial, que el cuerpo no tenga suficiente agua (deshidratación), o que la persona se levante demasiado rápido después de permanecer sentada o acostada, entre otros.
Sin embargo, desde el punto de vista osteopático, el oído medio se encuentra situado dentro del hueso temporal, uno de los huesos del cráneo que, cuando se encuentra bloqueado, produce una alteración de las estructuras contenidas en él. Además, en muchas ocasiones la causa de este bloqueo no se encuentra en la estructura en sí sino en la columna cervical, a través de los músculos que la unen al cráneo, como por ejemplo el ECOM (esternocleidooccipitomastoideo).
También debemos tener en cuenta que la sangre de las arterias que pasan a través de las vértebras cervicales llega hasta el oído medio, e incluso hasta el cerebelo, que también está relacionado con el mantenimiento del equilibrio y la postura. Cuando estas vértebras no se pueden mover correctamente la circulación sanguínea se altera produciéndose una falta de irrigación y oxigenación en estas estructuras, provocando la aparición de la sintomatología. Por esto es muy importante la revisión del cuello cuando se presentan problemas de mareos.
Otro tipo de mareo muy común es el relacionado con el movimiento, llamado cinetosis. Pero aquí el mareo ya no se origina por causas propias, sino por circunstancias externas, como por un viaje en coche, barco, etc. que produce aceleración y desaceleración lineal y angular repetitivas, lo que provoca esa estimulación intensa de los canales semicirculares dando lugar al mareo.
Como vemos, el mareo se caracteriza por una alteración en el sentido del equilibrio, pero no presenta la sensación de que el entorno gira o de que se cae al vacío. En este caso estaríamos ante otra alteración llamada vértigo, que con frecuencia produce confusión entre ambas.
El vértigo sí que es una sensación de movimiento de los objetos que nos rodean o de nuestro propio cuerpo, habitualmente una sensación de giro.
En el vértigo también aparecen síntomas como la inestabilidad o las manifestaciones vegetativas como palidez, sudoración, etc, pero de manera más escasa, sin embargo la recuperación es más lenta y paulatina.
Las causas que pueden provocar el vértigo son similares a las del mareo, es decir, los canales semicirculares del oído interno, la alteración cerebelosa, o de las estructuras cervicales que ocasionen una disminución del flujo sanguíneo.
Además, hay otras causas que pueden influir en ambos cuadros como son las digestivas. Concretamente, las alteraciones de la biomecánica y del funcionamiento del conjunto hígado-vesícula biliar, como litiasis, obstrucciones, etc. Esto puede ocasionar una disminución de la capacidad del organismo de eliminar tóxicos y depurar la sangre, afectando esto a la buena oxigenación de los tejidos haciendo que no puedan funcionar correctamente. También está descrita esta vía de hígado-vesícula biliar en los tratados de medicina tradicional china y acupuntura, mostrándose efectivo el tratamiento de estos meridianos para mejorar su función.
Hemos podido ver las alteraciones que se producen en el organismo y que pueden ocasionar los mareos o vértigos. Pero, por otro lado, también existen otros síntomas que pueden acompañarlos y que están derivados de ese bloqueo óseo o de flujo vascular, y serían las alteraciones auditivas o los zumbidos o pitidos.
Por dentro del hueso temporal pasa el nervio auditivo, y también la arteria carótida interna. Cuando este hueso se encuentra en una posición anómala, ocasiona la alteración del nervio ocasionando trastornos de la audición, así como un cambio en la tensión sobre la carótida, dando lugar a los zumbidos o pitidos.
En la Clínica Silvia Molins realizamos un exhaustivo diagnóstico mediante la anamnesis, observación, palpación y diferentes pruebas de movilidad destinadas a identificar todas esas estructuras que tienen bloqueos, desde la revisión global del cuerpo y su postura, como en los huesos del cráneo o en la columna cervical, y se normalizarán con suaves maniobras craneales, ajuste de los niveles vertebrales y musculatura implicada, tratamiento visceral, o incluso el uso de la acupuntura, restituyendo tanto la movilidad como la vascularización de dichas estructuras.
Se produce una mejoría general tras la sesión que se irá incrementando paulatinamente, aunque todo es muy variable y depende de la antigüedad de los síntomas (por eso conviene consultar lo antes posible), de los antecedentes de otras enfermedades que posea la persona, del estilo de vida que lleve y de la puesta en práctica de los consejos que le daremos en la consulta, como cuidados de la postura, realizar suaves ejercicios de estiramiento, la ingesta suficiente de agua y buena alimentación, o la toma de alguna planta medicinal para mejorar el flujo sanguíneo craneal.