Un síndrome importante en corredores es la periostitis tibial. Es una afectación común en los atletas, saltadores, y fondistas con entrenamientos que requieren largas distancias (como medias maratones o maratones). Consiste en un dolor, inflamación o quemazón cuando corremos en la cara antero-interna de la tibia que también podemos verla en corredores de menos distancia, ya que la tibia es una zona muy solicitada en el acto de correr. En el 50% de los casos afecta a las dos piernas y la palpación de la zona es dolorosa
Es una inflamación aguda o crónica del PERIOSTIO (peri = alrededor, y osteo = hueso), que es una membrana fibrovascular que recubre los huesos, y en especialmente a la tibia. El periostio sirve de lecho de sostén para los vasos sanguíneos y las terminaciones nerviosas que van al hueso (por eso es tan sensible) y para la fijación de los tendones y ligamentos ya que es muy resistente.
Por tanto, podríamos decir, que el PERIOSTIO es la vaina fibrosa que recubre los huesos y que contiene vasos sanguíneos y nervios que nutren y dan sensibilidad a los mismos. En el caso de la tibia, a esta capa van pegados músculos que utilizamos al correr (gemelos, soleo, tibial anterior y posterior, flexor de los dedos). El dolor en la periostitis tibial es el resultado de la tracción que ejercen estos músculos que se unen a la tibia sobre ella.
Causas
Las causas de la PERIOSTITIS TIBIAL son diversas, y generalmente, son varios los factores que se unen para provocar su aparición. Vamos a analizar diferentes mecanismos responsables de la inflamación del periostio:
- Las vibraciones que causa el impacto del pie en el suelo en los entrenamientos repetitivos sobre terrenos duros. Se agrava si coincide con la utilización de calzado inadecuado.
- Los acortamientos musculares o excesiva rigidez, así como un apoyo plantar incorrecto, que provocan tracciones sobre las zonas de inserción de los músculos sobre el periostio.
- Una excesiva rotación de la cadera más una torsión tibial externa aumentada. Una eversión exagerada del talón durante la fase de apoyo plantar, hiperpronación o valgo del retropié.
- Traumatismos directos de repetición sobre el periostio en la cara anterior de la tibia (golpes directos como en el fútbol, botas de esquí o de patinaje).
- Sobrentrenamiento, rodajes sobre superficies demasiado duras, demasiadas cuestas y horas por terrenos irregulares. El no parar cuando existe dolor y la falta de estiramientos.
- Deficiencias Biomecánicas: mala técnica de carrera, atletas con excesiva pronación, pies planos, etc… que se detectan cuando uno empieza una actividad como el correr o tras el inicio de un programa de entrenamiento, después de un largo periodo de inactividad ya que pequeñas anormalidades anatómicas y biomecánicas que carecen de importancia al caminar pueden provocar la aparición de lesiones mientras se entrena.
Síntomas
El síntoma más característico es el dolor en la cara antero interna de la pierna, en la zona de la tibia. Se pueden distinguir claramente dos zonas: en los 2/3 inferiores del borde antero interno de la tibia, donde se insertan los músculos tibial posterior, flexor común de los dedos y sóleo; y en el 1/3 superior de la tibia, en el borde antero externo, donde se inserta el tibial anterior., siendo éste la manifestación más frecuente de la periostitis.
El dolor aparece al iniciar la actividad física y disminuye tras un corto período de calentamiento. Sin embargo, vuelve a aparecer con más intensidad cuando se lleva un tiempo corriendo. El corredor experimenta una sensación de dolor o quemazón en la zona afectada. Este dolor va atenuándose progresivamente si se permanece unos días en reposo y reaparece al reiniciar el paciente a la actividad deportiva.
En la exploración que realizamos en la clínica se manifiesta un dolor vivo a la palpación, calor local y tumefacción. Además, la palpación permite descubrir un punto doloroso específico o una superficie ósea dolorosa e irregular. Es posible palpar como unas bolitas inflamatorias a lo largo de la tibia, que recibe el nombre de Rosario Perióstico.
Por otro lado, para continuar con el diagnóstico, se pueden solicitar pruebas radiológicas que mostrarán irregularidades de la membrana interósea en las periostitis antiguas. En el caso de las lesiones más recientes, se realizan para descartar una posible fractura de fatiga tibial (fractura por stress), pero en estos casos una fractura provocará un dolor más localizado y en una sola pierna.
También hay que descartar un síndrome de la arteria poplítea, donde el dolor aparece al correr y obliga a cesar el entrenamiento, y desaparece durante el reposo.
Tratamiento
Como un gran número de lesiones, el tratamiento de la periostitis ha de ser ante todo preventivo. No obstante, una vez instaurada debemos tratarla en profundidad con el fin de evitar recaídas. En ocasiones, es necesario un cambio de deporte o la variación del ritmo de trabajo, y esto es suficiente para que desaparezca la lesión. En un primer momento, el tratamiento consistirá en medidas conservadoras como el uso de hielo a nivel local, lo que evitará el dolor, el hematoma y la inflamación. Se deben hacer masajes con hielo durante los primeros 3-7 días.
Como fisioterapeutas y osteópatas nuestra intención será corregir los factores que han provocado la periostitis. Primero realizaremos una exploración completa y posteriormente, mediante terapia manual y manipulaciones, el tratamiento. Debemos de buscar y corregir retracciones musculares, una diferencia en la longitud de las extremidades inferiores, un pie plano valgo o pie cavo y contraído, torsiones tibiales, pronación excesiva del pie, genu valgo (rodillas en X), etc…
En clínica también realizamos un vendaje funcional de la pierna para mayor comodidad al realizar las actividades de la vida diaria. En ocasiones podemos ayudarnos del vendaje neuromuscular o kinesiotape como parte del tratamiento de la lesión. En el período agudo puede ser recomendable el uso de taloneras de silicona amortiguadoras para limitar la transmisión de choques a la tibia. Localmente, disponemos de herramientas como los ultrasonidos o la electroestimulación, enfocados ambos a la disminución de la inflamación y el dolor.
Además del tratamiento, tenemos que proporcionarle al paciente un plan de entrenamiento alternativo a su deporte habitual para evitar recaídas. En el caso de corredores podríamos recomendar natación, ciclismo o remo, por ejemplo.
Por tanto, podríamos diferenciar el tratamiento en varias fases:
1- Primeras 48-72 horas: Crioterapia cada 3-4 horas (aplicación de frío) y reposo deportivo total
2- A partir de las 72 horas: inicio del tratamiento de fisioterapia y osteopatía. Masaje transversal tipo Cyriax, movilizaciones y estiramientos suaves, aplicación de Ultrasonidos en modo pulsante, masaje descontracturante.
3- Cuando el dolor haya remitido, iniciaremos la fase de recuperación de la fuerza-potencia-resistencia y flexibilidad de los músculos y tendones afectados en la extremidad inferior. En esta fase también trabajaremos la propiocepción
Después de los tratamientos efectuados, la vuelta a la carrera será, como es lógico, progresiva. Lo ideal es hacerla después de revisar el calzado que utilizamos y el nivel de las sesiones de entrenamiento previstas. Un podólogo cualificado puede realizar un estudio de la pisada y un análisis de carrera.
En la Clínica de Fisioterapia y Osteopatía Silvia Molins tratamos frecuentemente problemas de periostitis tibial de forma exitosa. Además de un equipo de profesionales formados en fisioterapia deportiva, disponemos de aparatos de electroterapia y ultrasonidos, que son herramientas muy útiles combinadas con la terapia manual. También realizamos puncion seca para acelerar el proceso de recuperación en este tipo de lesiones.