Osteopatía en los acúfenos

Los acúfenos, o también llamados tinnitus, son una alteración del sistema nervioso que hace que una persona perciba sonidos o notar golpes en el oído sin que exista un estímulo externo que lo provoque, es decir, son ruidos o zumbidos que a veces son pulsátiles percibiéndose como latidos, que únicamente los oye la persona afectada y se producen sin estimulación de la cóclea desde el exterior, por lo que denota una disfunción a nivel del oído interno.

Existen varios tipos de acúfenos, entre los que cabe destacar:

  • Acúfenos objetivos: son sonidos reales, con un origen mecánico, que nacen en el mismo oído o a su alrededor. En este tipo suele ser fácil identificar qué los provoca. Habitualmente se describen como vibratorios y pueden deberse a diferentes causas.  En estos casos, se trata de tinnitus de tipo pulsátil, que se sincroniza con el pulso, y que provoca molestias en la audición a la persona que lo padece.
  • Acúfenos subjetivos: son los que se producen más habitualmente. En general, no son vibratorios y no tienen un origen mecánico. Por esta razón, decimos que vienen motivados por una excitación y/o conducción nerviosa producida desde cualquier punto del oído hasta la corteza auditiva.

Pueden ser provocados por gran número de causas, generalmente traumáticas, ser producto de un síntoma de taponamiento de los oídos o del síndrome de Ménière.

  • El síndrome de Ménière es una enfermedad que afecta al oído interno, causada por el aumento de endolinfa en el laberinto o por una inflamación del mismo, caracterizada principalmente por episodios de vértigo, que suele manifestarse muy acompañada de acúfenos o tinnitus e hipoacusia, siendo el acúfeno o tinnitus y la hipoacusia previos al vértigo.

También pueden ser causados por situaciones de estrés por estudios, trabajo, entorno familiar, económico, social o exposición a ruido, y también por:

  • Disfunciones en la región temporomandibular y raquis cervical, ya que están conectadas directamente con las vías auditivas.
  • Causas Traumáticas.
  • Rigidez de los huesos del oído medio (otosclerosis), o crecimiento anormal.
  • Causas de origen otológicas, obstrucción de cerumen.
  • Causas neurológicas, daños en los nervios del oído.
  • Causas infecciosas.
  • Enfermedades dentarias.
  • Traumas acústicos, exposición prolongada a sonidos fuertes.
  • Sobredosis de medicamentos  ototóxicos (antiinflamatorios, diuréticos, antidepresivos).
  • Consecuencia de falta de riego sanguíneo.
  • Cansancio extremo, depresión y ansiedad.
  • Deficiencia de calcio, magnesio, zinc o potasio en nuestra dieta.
  • Infecciones en el oído.
  • Infecciones de las vías respiratorias.

Como podemos ver, una de las principales causas estructurales que pueden tener los acúfenos es la alteración de la articulación temporomandibular. El aparato auditivo se encuentra ubicado dentro del hueso temporal del cráneo, y éste está en íntima relación biomecánica con la mandíbula, de ahí que alguna alteración de este complejo pueda tener consecuencias a nivel auditivo, de hecho hay estudios que corroboran esta relación, como Buergers R. et al. Is there a link between tinnitus and temporomandibular disorders?. J Prosthet Dent. 2014 Mar;111(3):222-7.

También existen relaciones de este hueso temporal con otras estructuras más a distancia a través del sistema fascial:

  • Vértebras cervicales por la aponeurosis cervical superficial.
  • Clavícula a través del esternocleidomastoideo.
  • Hueso hioides por los músculos estilohioideo y digástrico.
  • Tórax a través del tejido conjuntivo fascial.

De esta manera se puede observar la gran variedad de estructuras que pueden tener influencia en la aparición de los acúfenos al provocar una disfunción en el hueso temporal.

Como hemos visto antes, las estructuras auditivas se encuentran dentro de este hueso, pero además hay otra estructura que puede provocar también estos síntomas y es la arteria carótida interna. Esta arteria penetra en el cráneo a través de la pirámide petrosa del temporal, muy cerca del oído. Cuando el hueso temporal modifica su biomecánica como consecuencia de alguna alteración de las estructuras con las que guarda relación, se puede poner en tensión el recorrido de la arteria alterando su flujo, y esa alteración puede ser percibida por el oído como zumbidos o pitidos.

Por todo esto, el procedimiento diagnóstico es algo complejo debido al gran número de estructuras que intervienen. En concreto, para poder evaluar el nervio auditivo, que es el responsable de la audición y está compuesto por una porción coclear (audición) y otra vestibular (equilibrio), se utiliza un audiómetro o también las pruebas de Weber y Rinne.

  • Pueba de Weber: se coloca un diapasón en el vértex de la cabeza del paciente y se le pregunta si escucha el sonido con ambos oídos. La prueba es normal si el paciente oye el sonido con ambos oídos. Si el sonido se identifica más fácilmente de un lado que del otro, se sospecha de un problema de conducción, como un obstáculo del canal o enfermedad del oído medio. Se sospecha de lesión del nervio cuando es sonido sólo se escucha por un oído.
  • Prueba de Rinne: se coloca un diapasón en la apófisis mastoides, y se le pide al paciente que identifique cuando desaparece el sonido. Después se pone el diapasón cerca del oído sin tocarlo, y se le pide de nuevo al paciente que diga cuando desaparece el sonido. Normalmente, la conducción aérea es dos veces mayor que la conducción ósea. En las lesiones de conducción (no neurológicas) la conducción ósea es mayor que la aérea, y en las lesiones del nervio auditivo (neurológicas) la conducción aérea es mayor que la del hueso.

Además de estas pruebas diagnósticas, es necesario, como siempre, realizar una buena anamnesis para identificar aquellos antecedentes de salud del paciente que puedan estar relacionados. Por ello deberemos preguntar sobre si hay antecedentes de traumatismos, si el nacimiento se ha producido con fórceps o ventosa o si existen enfermedades infecciosas (otitis, meningitis).

También deberemos prestar atención a los signos clínicos que evidencien alteración temporal, como:

  • Dolor en la fosa temporal (cefalea o migraña).
  • Trastornos de la oclusión dental, deglución atípica, trastornos del habla.
  • Dolor en el oído o en la articulación temporomandibular.
  • Vértigos o mareos.
  • Trastornos del equilibrio.
  • Trastornos de nervios craneales (además del auditivo que ya hemos comentado):
    • Motor ocular externo (estrabismo).
    • Facial (trastornos de la deglución, mímica facial).
    • Glosofaríngeo (trastornos del habla).
    • Neumogástrico (trastornos de la digestión, regurgitación).
    • Espinal (tortícolis).
  • Secuelas de fracturas de la fosa media del cráneo o del peñasco.

De igual manera que hemos de atender a estos signos clínicos, debemos prestar atención al resto de estructuras que influyen sobre este sistema que, como ya hemos visto, son numerosas. Para ello, debemos observar en primer lugar la postura del paciente para evidenciar aquellos desequilibrios que afecten al complejo de la mandíbula, hueso temporal o vértebras cervicales y dorsales. En la clínica Silvia Molins somos especialistas en la realización de este examen, y contamos además con diverso aparataje diagnóstico para identificar estos desequilibrios.

Una vez observadas estas alteraciones posturales, habrá que realizar un exhaustivo examen local de las estructuras.

  • Inspección de la forma del cráneo (torsión, SBR…) que pudiera indicar una adaptación del temporal.
  • Inspección también de los movimientos de la articulación temporomandibular.
  • Palpación de puntos gatillo de las suturas craneales (asterion, occipitomastoideas, parietoescamosa, esfenoescamosa).
  • Palpación de espasmos de los músculos cervicales, craneales y masticadores (esternocleidomastoideo, trapecio superior, temporal, masetero, digástrico, pterigoideos).
  • Exploración de las vértebras cervicales superiores C0-C1-C2-C3.

Una vez realizado todo el proceso diagnóstico de identificación de estructuras en disfunción, pasaremos a realizar el tratamiento. En este caso, consiste en:

  • Revisar y liberar las vértebras dorsales altas, debido a su directa implicación biomecánica sobre las vértebras cervicales, y por su relación vegetativa con la regulación del calibre de los vasos sanguíneos que penetran en el cráneo, entre los que está la arteria carótida interna que, como hemos visto, puede dar lugar a la percepción de zumbidos.
  • Liberar las cervicales altas.
  • Reequilibrar la articulación temporomandibular.
  • Suprimir los espasmos musculares relacionados (cervicales, faríngeos).
    • De hecho, existe evidencia científica de que la desactivación de los puntos gatillo miofasciales conlleva una mejoría en la percepción de los acúfenos. Bezerra Rocha C., Ganz Sánchez T. Efficacy of myofascial trigger point deactivation for tinnitus control. Braz J Otorhinolaryngol. 2012;78(6):21-6.
  • Liberar el hueso temporal y el resto de huesos en relación (SEB, agujero rasgado posterior…).
    • Técnicas del martillo, thrust suturales, articulatorias, Sutherland.

Como vemos, hay una gran variedad de estructuras implicadas y numerosas opciones de tratamiento encaminadas a resolver los acúfenos. De hecho, la fisioterapia y osteopatía se encuentran dentro de las mejores opciones para conseguirlo, y así se demuestra en diversos estudios al respecto, como Michiels S. et al. Does multi-modal cervical physical therapy improve tinnitus in patients with cervicogenic somatic tinnitus?. Man Ther. 2016 Dec;26:125-131., o también Amanda B. et al. Posturography measures and efficacy of different physical treatment in somatic tinnitus. Int Tinnitus J. 2010;16(1):44-50.

Por todo esto y dada la gran efectividad de las técnicas manuales, recomendamos desde la clínica Silvia Molins que acudáis a nuestro centro si presentáis este tipo de molestias auditivas, para que podamos evaluar el problema y pautar el mejor programa de tratamiento posible.